“Hay porciones de las sendas que andamos en silencio y que los demás se empeñan en prejuzgar sin conocer lo que llevamos por debajo, lo que nos hace tanto daño por momentos no acaricia suavemente hasta llevarnos al éxtasis”- Christian López Fonseca
En realidad todo parte desde el momento que llegamos a darnos cuenta de que lo que tanto habíamos construido, y el empeño que le pusimos a las cosas que creíamos mejor para nuestras vidas, ya ni siquiera nos ha dado el resultado que esperábamos. Si bien estamos condicionados por muchos factores en nuestras vidas, la familia y los amigos, las costumbres y tradiciones de nuestra cultura, y hasta la concepción de nuestra propia conciencia del mundo que hemos ido creando, llega un día, que la parte humana y afectiva se despierta. Algunos lo llaman “salir del closet”, otros lo califican de “destaparse” o de mostrar lo más íntimo de uno a la luz de todos, sin embargo yo lo llamaría el acercamiento al individuo mismo.
Durante años hemos estado pensando en lo que otros podrían llegar a pensar de nosotros. Nunca nos atrevimos a comprarnos esa remera verde manzana que vimos en la tienda del barrio porque “no sé lo que puedan pensar de mi mis amigos o mis vecinos cuando me vean con ella”. Jamás nos hemos tomado la libertad de perfumarnos con las fragancias que más nos gustan y que tanto queremos tener de la farmacia porque “es un aroma muy fuerte” y quizás “afecte el olfato y gusto” de tal o cual ser. Nos hemos malacostumbrado a pensar mucho en lo que los demás podrían llegar a creer. Aun ahora, en este preciso momentos tanto quien escribe como tu que lo estas leyendo estamos pensando en como reaccionaran los demás cuando se enteren de este articulo o cuando lo lean y sepan de que trata. Es una cuestión netamente psicológica, que proviene de nuestra mente, y que como tal, a veces se acostumbra tanto a herir nuestros sentimientos y a nuestro corazón que nos volvemos cada vez mas fríos e indecisos a la hora de exponernos frente al mundo.
A la corta edad en que comenzamos a diferenciar lo bueno de lo malo, a darnos cuenta de las cosas que está bien hacer y de las que no debo realizar, es el momento en que comenzamos también a elaborar prejuicios sobre nosotros mismos y los que nos rodean. Según estudios psicológicos y científicos esta constatado que los niños comienzan a dar pasos de diferenciación de los conceptos del bien y del mal, de lo que esta bueno hacer y de lo que no, a partir de los 7 a los 8 años de edad. Es en estos momentos que el niño se encuentra en un estadio de desarrollo que le permite elaborar mejor los conceptos y como Piaget lo expresó es a partir de los 7 a 11 años de edad cuando se habla aquí de operaciones concretas, haciéndose referencia a las operaciones lógicas usadas para la resolución de problemas. El niño en esta fase o estadio ya no sólo usa el símbolo, es capaz de usar los símbolos de un modo lógico y, a través de la capacidad de conservar, llegar a generalizaciones atinadas.
Por lo pronto el mundo que el niño comienza construir se afirma en la conceptualización de lo que esta bien hacer y de lo que no se debe hacer. No esta mal ni criticamos el hecho de que esto suceda, ya que es necesario que como individuo racional y lógico que se espera que sea, comience a tomar decisiones por si mismo, y a valorar que el darle un beso a la mamá es una demostración de afecto valiosa o a entender que el cruzar la calle con el semáforo en rojo esta mal. Pero es de desde esta instancia de elaboración, que comienzan a despertarse la construcción de prejuicios, basados en la experiencia ajena o en la cultura que lo domina todo.
El hecho de saber que juguete es de varón y cuales son los de las nenas, y entender que nunca será aceptado que un niño abrace o se relacione con una muñeca o que una jovencita se entretenga jugando a las carreras con los autitos de colección de sus hermanos, van dando a la pequeña y precaria razón del niño la idea de que ser hombre o mujer implica hacer algunas cosas propias de su condición como tal, y de dejar otras de lado, ya que mamá o papá se disgustarían mucho si vieran que estoy desafiando las reglas del buen entender y saber social que lo rodean. El individuo deja entonces de pensar en si mismo, y comienza a elaborarse como persona a partir de las ideas que tengan los otros de el o ella. Se alejan, algunos se vuelven tímidos, otros agresivos en la escuela, otros callados y pensativos, y algunos groseros y resentidos, todo ello producto de la falta de valor por el mismo o ella misma, y la pérdida de aceptación por aquello que el ser necesita tanto y se siente identificado, y los padres o sus mismos pares no lo aceptan.
Al inmiscuirnos en la adolescencia, las cosas se tornan más difíciles y la vida parece tener más problemas que días lindos de diversión, de playa y sol. Las responsabilidades que los chicos comienzan experimentar, los ponen cada vez mas nerviosos o tensos, el tener que comenzar a estudiar más para la secundaria, el empezar a conocer el cuerpo que en la pubertad lleva consigo a la evolución de un estado infantil a uno adulto y maduro, el crecimiento físico y cambio de la voz en los varones y la menstruación en las mujercitas, como el querer verse linda y atractiva, son fenómenos inevitables y que por lo tanto conllevan a que los conceptos que antes se habían elaborado con tanto afán y preámbulo, se arraiguen cada vez mas y los prejuicios y falsos argumentos se vuelvan un ideal universal.
En el Uruguay los índices y porcentajes de suicidios son muy altos. Cada año las cifras son alarmantes. La comparación con las tasas internacionales muestra que nuestro país tiene tasas muy altas de suicidio, que lo han llegado a ubicar en el primer puesto de los países no industrializados. Un análisis de la distribución del suicidio por sexo y edad muestra una preponderancia en el hombre, en la séptima y octava décadas de la vida, la utilización de métodos violentos y, en más de 50% de los casos, la aparente concomitancia de trastornos psíquicos. El intento de autoeliminación muestra, en cambio, un petril con preponderancia en la mujer joven (segunda década) utilizándose principalmente la ingesta de medicamentos (psicofármacos) como método. Es de cuestionarse entonces como puede ser posible que en un país pequeño, que carece de conflictos bélicos, hambrunas o pestilencias y catástrofes naturales de gran trascendencia, logra tener uno de los índices más tristes y desgarradores a nivel mundial, existiendo una aparente paz de conflictos e intereses políticos, con una tasa de desempleo equilibrada, y una ciudadanía que goza de educación y salud gratuita, puede perder tantos ciudadanos heridos por sus propias manos.
Mi reflexión vuelve a enfocarse en la concepción que el individuo tiene de si mismo y de los que lo rodean. Como hemos visto es en las etapas mas cruciales de la vida y de mayor trascendencia para el desarrollo emocional, psicológico y espiritual del ser, que también se forjan las ideas erróneas del tipo de persona que debemos ser, las cosas que alguien aparentemente “normal” debería estudiar o en que rubro laboral desarrollarse, y la elaboración de un mundo afectivo distribuido entre los pares y la familia, que se enfoca en la auto contemplación de lo que nosotros mismos queremos mostrar y no en lo que realmente nos gustaría sacar a luz y exponer en todas las vidrieras de mi existencia. Si bien conlleva a enfrentarnos al ridículo y a las funestas manos juzgadoras de cualquier persona, que nos hace sufrir y que nos aleja de los mejores sentimientos de felicidad, armonía y paz, es absolutamente necesario que aprendamos a auto valorarnos, respetar lo que sentimos, y no permitir que ante ninguna circunstancias no juzguen de lo que solo nosotros podemos saber mejor que nadie, entender y experimentar.
Las buenas costumbres éticas, de modales y refinamientos de las personas que conllevan a la estabilidad social son de gran valor, pero no por esto debemos pensar que somos menos importantes de lo que los demás creen, o que por comportarnos diferentes, llamativos y auténticos, colapsamos con las costumbres éticas que nos rodean. Cada persona en si es importante, no importa la condición social en la que se encuentre, ni su ideología política, religiosa u orientación sexual. En ésta última si bien actualmente las ideas han sido ultra liberales y han cambiado algunas mentes obsoletas, son la causa de un alto índice de descontento general, ya que el mero hecho de comprender lo que es realmente mantener relaciones sexuales con una persona, que es algo sagrado y de un valor intrínseco, hace que las personas sigan elaborando conceptos erróneos, de naturaleza discriminadora y racista. Existen en la adolescencia momentos de descontento y desorientación cuando a un chico le comienza a gustar su compañero o a una chica su mejor amiga. El dolor que se siente por la falta de apoyo y la soledad dan como resultado la apatía frente a las responsabilidades, la rebeldía ante la autoridad, sea cual sea esta, o hasta la contemplación de terminar con la vida, ya que es en esta misma donde el ser humano debe encontrar el gozo, razón de su existencia, y si esto no es posible, nada tiene valor y las cosas cobran un tinte catastrófico y deprimente. Es por eso que es tan importante desprendernos de los falsos juicios, volvernos mas caritativos y compresivos, y escuchar, ante todo escuchar a quien casi a gritos nos pide ayuda y socorro. No nos hagamos los oídos sordos frente a las realidades que nos hacen dar vuelta la cara, apagar el tel, cambiar de vereda o mirar a otro lado, cuando es nuestra responsabilidad como seres inteligentes y llenos de amor que somos, responder frente a las vicisitudes de nuestros semejantes. Que nadie se queje nunca de nuestra indiferencia, que más que ayudar a incrementar la razón misma, la apaga y la hace inútil, la trunca y la restringe frente a toda buena intención de afecto, desarrollo individual y realización del ser mismo. Es el ruego de todos los que una vez pedimos a gritos ayuda, pero las puertas se cerraron y los corazones se volvieron de piedra, y mas que nunca quisimos abandonar el barco antes de tiempo, que la vida sea lo mas hermoso, que sepamos a donde dirigirnos y que si los caminos son diferentes, sepamos como verlos, contemplarlos y seguir adelante con nuestra propia realización o nuestro propio acercamiento…
Christian López Fonseca
Bibliografía:
· Rev Med Uruguay 1990; 6: 203-215, “Alta tasa de suicidio en Uruguay. Consideraciones a partir de un estudio epidemiológico”- Dr. Federico Dajas
· “Estadios del desarrollo”- Jean Peaget