“Tuve que tomar una decisión, elegir ser o no ser una u otra cosa, saber que quería para mi vida, si una vida de alegría o una vida de mucho dolor, entonces tuve que ser sincero”- Christian López Fonseca
Cuando uno opta por una u otra cosa en su vida, tarde o temprano las consecuencias llegan ¡Y qué profundas que son! Solemos pensar que somos libres de elegir lo que queramos, y en parte esa falsa idea nos ciega y nos hace creer que todo es cierto… y de pronto vamos cayendo en nuestras propias mentiras y nos engañamos a nosotros mismos. Es muy triste engañarse a uno mismos, es como estafar nuestra propia conciencia, que al final nos pasa la factura. Por eso, hoy mi reflexión conlleva otra vez a mirarnos juntos al espejo y tratar de ser más sinceros.
La sinceridad es una cualidad que muy pocas personas suelen mantener a lo largo de toda su vida. Algunas la desarrollan en su niñez, otras en la juventud, otras cuando han llegado a la madurez, mientras que los mas comunes de los seres humanos, se dan cuenta de lo mejor que hubiese sido su vida al ser sinceros cuando están por cerrar los ojos y dejar este mundo para siempre.
Decimos que la sinceridad no pasa por decir que ropa le queda mejor a un amigo, o que modelo de celular le aconsejamos a nuestra pareja comprarse con el próximo aguinaldo. Hablamos de la sinceridad que debe existir con nosotros mismos cada vez que tenemos que tomar una decisión importante, cada vez que tenemos que ser capaces de elegir, en cada circunstancia que tengamos que ser parte de una acción relevante. La franqueza frente al espejo, frente a la propia conciencia es una característica de una persona de éxito, de una persona honrada y verídica, de un ser que espera lo mejor para su vida y la de sus seres queridos.
Un niño es sincero, y cuando no lo es, es porque algún mayor le ha opacado esa cualidad divina. Ese don que proviene de la propia existencia pre terrenal conlleva a una vida sana, inocente, pulcra, honrada y abierta al amor. Es tan simple para los niños abrir los corazones y hablar con la verdad, que cuando descubren que les hemos mentido, dejamos una herida en sus corazones que jamás olvidarán.
Recuerdo la historia de uno de estos pequeños que fue engañado por su madre cuando él creía tanto en sus palabras. Ella le había dicho que su padre volvería pronto de un viaje, que el podría verlo enseguida, y el con esa confianza nata, le creyó. Esperó y esperó, hasta que como todo niño comenzó de nuevo a preguntar por su progenitor, y la madre ya no tuvo como esconder su mentira, ya que el tiempo que le había dicho no era cierto y el padre no demoraría algunos días, sino meses en volver; decidió decirle la triste realidad para su hijo. ¿Cómo pudo el niño haber reaccionado? Se puso triste. Lloró y quiso ir a buscar a su padre por él mismo, enseguida que comenzó a caminar hacia la puerta y que luego la abrió, se dio cuenta que ni siquiera sabia donde empezar a buscarlo. Y la frustración se apodero del infante. La confianza sincera en la madre desapareció por un tiempo, y se acrecentó cada vez que recordaba este episodio.
Seamos sinceros, es la mejor opción...
Concuerda plenamente con nuestro treceavo artículo de fe, de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (www.lds.org), me alegra que plasmes tu ser en tus escritos, Christian...
ResponderEliminarla sinceridad es lo mejor, el niño quizas podrá perdonar a la madre por aquella mentira "piadosa" que dijo referente a su padre. yo creo que el ser humano es el más sinceros que hay con el mismo, nuestra mente, pensamientos y sueños solo él lo conce y no puede engañarse a si mismo. es eso lo que lo lleva al miedo a ser, a legir y a veces entra en una soledad no aconsejable. el problema quizas está en no ser sinceros con los demás el querer ser como los demas quieren que sea (como hiciste referencia en un texto anterir)por miedo a fallar el sr humano actua y piensa como todos los demás quieren ¿que pasaria si los demás estarían actuando o pensando de la manera incorrecta?.
ResponderEliminarel poder elegir es el dón mas preciado que tenemos y cada dia que comienza a cada instante se debe elegir (si me levanto, que me pongo, que hago, etc) y cada eleccion tiene un consecuencia(buena o mala) lo correcto está en saber elegir, pedir a Dios la fortaleza para elegir lo correcto, pero lo lindo y lo correcto está cuando no te traicionas eligiendo lo que los demás quieren que tu seas o crean que es mejor para ti. en la vida no se puede agradar a todos porque eso si sería un problema dificil de manejar.
me gusta mucho lo que escribiste.
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