martes, 5 de julio de 2011

AUN LOS SUEÑOS DEJAN VACÍOS, ¿NO?


Sin querer quedó un vacío, nunca antes me había sentido así, parecía tan real, él como Arnau y yo un fraile. La próxima vez que lo vea, ya sabrá que voy a hacer, perdón pero los vacíos hay que llenarlos... Lo vi de lejos, me acerque sonriente, casi gritando por dentro de la emoción, no pudimos abrazarnos, porque ahí enfrente estaba esa gran estructura de piedra. Él era todo un caballero medieval, y yo un fraile; un religioso delgado y casi calvo, lo se porque me pasé la mano sobre la cabeza y casi no tenia pelos, trataba de sacar el polvillo gris que provenía de esa construcción y que rodeaba todo el ambiente. Se llamaba Arnau, y yo así algo como Joanette, fue lo que pude entender entre tanto alboroto... Pero el vacío que sentí al querer abrazarlo como que hacia tiempo que no veía a mi hermano fue grande, al despertar tenia miedo, desilusión.
Todos, grandes o chicos hemos tenido estos tipos de sueños, a veces nos dejan perplejos y sin entender muchas cosas, pero en ocasiones aparecen en las noches en que la soledad nos ha encontrado desprevenidos, y a la mañana siguiente estamos ahí, sin encontrar solución, con esos pensamientos que provienen de la mente confusa y sin capacidad de comprensión.
Así me sentía yo, sin entender nada, pero con la real sensación que quedo por toda la  mañana. Es extraño, vienen y se van, pero en mi corazón, y en el tuyo parecen haber estado marcándolos con fuego, porque por nuestra vida continuaran por siempre.
Los sueños son productos de la mente, no es novedad que aun los animales lo hagan, es una parte de la naturaleza que se vincula con las expresiones de la vida misma. Son las que salen de nuestro más recóndito rincón cerebral y se expresa en imágenes, sonidos y hasta fenómenos que llegan a traducirse en escalofríos, temblores, perdida de la voz y de la fuerza corporal por algunos segundos, y después la permanencia de la mente confusa y estresada. Los sueños siempre acompañaron la experiencia humana, por lo que desde la antigüedad los pueblos procuraron encontrar sentido y explicación. Para muchas culturas el misterio de los sueños adquirió características de revelación y en torno a él se construyeron ceremonias y ritos. Casi no hay escritura antigua en la que no encontremos testimonio de la preocupación y el interés por los sueños. En Occidente fueron una prueba de la existencia del alma o un medio de comunicación utilizado por los dioses.
            A modo de explicación del mecanismo de los sueños, podemos decir que la vida emocional requiere tiempos de elaboración. Todo lo que hacemos y sentimos se va almacenando en alguna región de nuestra conciencia. Nada cae en el olvido, somos capaces de recordar hasta la menor palabra y el mínimo detalle. Sin embargo, este almacenamiento es automático, masivo e indiscriminado. No pasa necesariamente por el filtro de la razón, por lo que también necesitamos otro momento para clasificarlo y asociarlo con otras vivencias similares.
            Si tomamos la analogía de un archivo, siempre que se coloca una nueva ficha para ubicarla hay que mover las otras fichas cercanas. En la conciencia ocurre lo mismo. Una nueva vivencia nos obliga a remover y actualizar el mismo tipo de hechos , palabras y sentimientos que ya estaban almacenados en la conciencia, aunque aparentemente estuvieron olvidados y enterrados. En sentido figurado este proceso es los mismo que ocurre en mientras soñamos. También explica porque hay palabras y acontecimientos que nos afectan más que otros. Muchas veces, al archivar una nueva vivencia se renuevan vivencias anteriores, algunas penosas, que han dejado sus huellas en el alma, pero cuyo recuerdo habíamos reprimido para no tener presente la emoción asociada.
            Un sueño retrata una parte de nosotros como algo exterior a nosotros. Porque un pensamiento o una emoción es algo que experimentamos, no algo que somos. Al mostrar nuestros impulsos o temores como algo exterior a nosotros, los sueños son capaces de representar contradicciones y anomalías que de otro modo, nos resultaría difícil admitir.
            Al otro día, ese joven que en siglos pasados podría haberse llamado Arnau o algo así, y haber peleado en cruentas batallas, me escribió por el chat preguntando como estaba. Hacia tiempo que no hablábamos, no se si es CASUALIDAD O NO, pero el me habló otra vez, aunque yo meses antes creía que ya ni amigos éramos, pero ahí estaba, del otro lado preguntando como estaba. ME DIO MIEDO, por suerte hoy se lo conté a el y al mundo. Espero que algún día lo pueda ver, y así este vacío del hermano que nunca tuve se desvanezca.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario